lunes, 26 de diciembre de 2011

Simplemente no te quiere.

Nosotros. Había un nosotros, hasta que decidimos ser simplemente tú y yo. La verdad es que no se cuando se nos ocurrió esa disparatada idea de lanzarnos tan bajo, para luego no poder subir. Y lo intenté, lo intentamos. Hicimos maniobras para ascender diez metros, pero no fue suficiente. Ahora nos separan miles, millones de metros, y estamos sentados en la misma mesa. Actuando como si todo, como si de la nada, con una palmada, se arreglase. Hacen falta muchas palmadas, y fuerza. Siento decirte que fuerza ya no me queda. Ganas, tampoco. Tú, tan loco. Yo, tan arriesgada. Y una imagen de millones de estrellas que esa noche nos acompañaba. Ahí, en un rincón, donde el abrazo tan fuerte que te di no parecía tanto. Gasté todas las fuerzas que me quedaban. Y nada. La primera vez que sentía frío en una noche de julio. Cuando en ese justo momento debería estar limpiándome las lágrimas, eras tú el que se derrumbaba. Caminaste todo recto, con la esperanza de que te siguiera para volver a intentarlo. Pensando en como habíamos llegado a ese punto, que habíamos echo mal para dejar de sentir. Y es que no nos queda nada. Asumámoslo. Preferí mirarte mientras te ibas. Preferí taparme los oídos para no escuchar ese te quiero que gritaste a toda voz. Lo que pasa es que hoy las palabras se las lleva el viento.


domingo, 25 de diciembre de 2011

FELICES FIESTAS PEÑA!



Llega ese día en el que por muchos problemas que tengas, lo pasas bien. Y hoy, te olvidas de todo. Hoy, y espero que durante mucho tiempo, serás feliz.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Felicidad, que bonito nombre tienes.

De nuevo estamos aquí, cargados de rabia, y lo más sencillo es cerrarnos la puerta en las narices. La filosofía dice que lo más sencillo, aveces, es lo mejor. Supongo que está en lo cierto. Supongo. O quizás lo más sencillo sea desnudarnos y por la mañana todo arreglado. Sin decir una palabra. Para que hablar, si no hay nada que decir. Y aquí me ves, lanzando una moneda al aire sin saber del todo si quiero que salga cara. Cara, todo sale bien. Es lo que quiero, supongo. Saber que esa noche en vez de ser yo, serán muchas. Escuchar las mismas excusas veinte veces, ver como agachas la cabeza y yo, a cambio, besarte. Puedes mentirme siempre, pero no engañarme. Y te quiero, pero no me sirve de nada. Abrazarte ya tampoco me sirve. La moneda ha caído. Cruz. Digo yo, que es lo mejor. Me echarás de menos, y te aseguro que yo también. Llegará a tus oídos que ahora no hay día que llegue a mi casa sin las medias rotas a mordiscos por Dios sabe quien y con el pintalabios por toda la cara. Y estaré así una buena temporada. Quererte ya no te quiero. Necesitarte, te necesito. Pero te he reemplazado por una botella de Jack Daniel's, y mira tú por donde, me hace mucho más feliz.


viernes, 9 de diciembre de 2011

Se nos cae todo el cielo de tanto esperar.

Vulnerable. Contigo o sin ti. Así es siempre. Jodes, vuelves y yo te abro la puerta. Apuesto mi vida a que no vas a encontrar a ninguna tan estúpida como yo. Y me enerva ser tan débil. Dijiste que las promesas siempre se cumplen. Y aquí sigo, esperando que las cumplas. Una vez mencionaste aquello de que sería increíble despertarte a mi lado. Sigo durmiendo sola. Y mi único consuelo es que al menos mis sábanas no tienen tu olor. Hace tiempo que necesito que vengas a buscarme. Porque la lluvia golpea en mi ventana y siempre tengo la esperanza de que seas tú el que tira piedras, empapado de la cabeza a los pies, con un altavoz en las manos gritando que me echas de menos. Pero no. En mis ojos tampoco a dejado de llover. Dijiste que quien no te quiere, no te merece. Ahora lo entiendo. La verdad es que cansa. Cansa tener que limpiarse las lágrimas cada vez que tu madre abre la puerta de la habitación. Recuerdo que una noche me dijiste que estabas hasta las trancas. No debías estarlo tanto, si tan pronto me olvidaste. Lo mejor de todo es que yo también empiezo a olvidarte.



martes, 6 de diciembre de 2011

Bob Marley.


Bob Marley dijo:
Ella no es perfecta. Tú tampoco lo eres, y ustedes dos nunca serán perfectos. Pero si ella puede hacerte reír al menos una vez, te hace pensar dos veces, si admite ser humana y cometer errores, no la dejes ir y dale lo mejor de ti. Ella no va a recitarte poesía, no está pensando en ti en todo momento, pero te dará una parte de ella que sabe que podrías romper. No la lastimes, no la cambies, y no esperes de ella más de lo que puede darte. No analices. Sonríe cuando te haga feliz, grita cuando te haga enojar y extráñala cuando no esté. Ama con todo tu ser cuando recibas su amor. Porque no existen las chicas perfectas, pero siempre habrá una chica que es perfecta para ti.

En este juego de dos, sólo juega un corazón.


Venga va, acércate. Ya te dije que se acabó eso de los sentimientos, los te quiero y los te echo de menos. Ahora son falsos, así que no te preocupes. Jugamos a no querernos y perdí. Y rompiste mis sueños, y mi corazón. Pero ahora podríamos empatarnos en besos por la espalda, en revolcones a cualquier hora del día. Yo ya no pierdo más a este juego, ya no te pierdo más a ti.
Don't cry. Say FUCK YOU and smile. :)

A los 5 años nos preguntaron qué queríamos ser de mayores, y contestábamos cosas como: Astronauta, presidente… o en mi caso, princesa.
A los 10 volvieron a preguntárnoslo, y dijimos: Estrella del rock, vaquero… o en mi caso, medallista de oro.
Pero ahora que somos mayores, quieren una respuesta seria… a ver qué os parece esta: ¿Quién cuernos lo sabe?
No es momento de tomar decisiones rápidas, es momento de cometer errores, de subirse al tren equivocado y extraviarse, de enamorarse… a menudo. De licenciarse en Filosofía porque es imposible hacer carrera en ella. De cambiar de idea y volver a cambiar porque no hay nada permanente. Así que cometed todos los errores que podáis, y algún día cuando nos pregunten qué queremos ser, no tendremos que adivinarlo… lo sabremos.


Aprendí que perdiendo también se gana.

Que te follen. Sí, has oído bien. Sé que esperabas un te amo, te quiero, te necesito. Pero esta vez no. Se acabó.
Ya no hay ningún beso que me puedas dar para hacer que vuelva a abrirte mi corazón. Y si piensas que puedes venir aquí, regalarme una sonrisa y olvidarme de nuevo lo llevas claro. Yo ya no tiemblo cuando te veo.   No amo tus manías, no te amo a ti. Eres como un pasado lejano, pero que sigues aquí. Sigues recorriendo mi cintura con tus brazos. Pero no te sirve de nada, porque yo ya no siento nada por ti. Así que no vuelvas a venir por aquí, a subir mi falda, o desabrochar mi pantalón. Porque sufro las consecuencias de volver a dejarte que te arropes con mi piel y calientes tu helado corazón con mis calientes besos. No puedo pasar por eso otra vez. No tengas miedo ahora a dejarme sola, si me vas a hacer mala compañía.

sábado, 3 de diciembre de 2011

El mundo necesita sonrisas como la suya.

Y ahí estaban, tumbados en la cama con los ojos abiertos, sin la mas mínima distancia entre ellos. Y ahí permanecieron horas. Sin pronunciar ni un te quiero. Hablando a base de gestos para no dejar de besarse ni un momento. Viendo como caían copos de nieve y escuchando esa canción de Cascada, want you in my life. "Te quiero en mi vida". Que gran canción.
Después de tanto tiempo siendo autosuficientes, sin depender el uno del otro, de mil llamadas no contestadas y mensajes compuestos por un te echo de menos, sus corazones se cansaron de perder batallas y se rindieron esa misma noche, en aquel suelo congelado, con una sola sábana blanca.
Después de tanto tiempo solos, ella se vio con suficientes fuerzas para decirle que necesitaba ver otra vez explotar su risa cuando sus dientes dejaban marca en su nuca, cuando se paseaba por la habitación y el aire se convertía en su olor, ese perfume, que perfecto. Y él se vio por fin capaz de decirle que estaba preparado para volver a dormirse en sus piernas. Que se veía capaz de dejar que le mordiese las orejas.
Hubieron más revolcones de los que cabe decir. Momentos de quedarse sin aliento por no dejar de echar pulsos con la lengua. Momentos de cuando uno pestañeaba el otro sonreía. Así las horas se hicieron segundos. Y entonces, eso de perder los pantalones todas las noches antes de abrir la puerta se convirtió en algo de lo más habitual.



viernes, 2 de diciembre de 2011

Siempre habrá algo que hará que nunca te olvide.

 Y se juntaron nuestros labios, y nuestra saliva. Y formaron la mejor mezcla que puede existir, sabía mejor que el Barceló-cola. Increíble, sufrimos los mismos efectos que con el alcohol. Recuerdo el segundo en el que se chocaron nuestros dientes, fue un segundo eterno. Suena sarcástico, pero así fue. Aunque abro los ojos y no te vea ni tampoco te bese, me sigo acordando. La gente suele decir eso de: con el tiempo se te olvidará. Pero no. Esto es como montar en bici, nunca lo olvidas. Me podría tirar una vida y media sin besarte pero cuando lo volviese a hacer sabría cómo hacerlo, y me acordaría de todo lo de antes. Recordaría tus dedos enlazados a los míos, o nuestras lenguas también enlazadas. Siempre estarás aquí, o al menos habrá un hueco para cuando quieras volver. Sé que sigues pensando que me conoces, pero no lo sabes todo. Sabes que te quiero a ti, pero no te haces una idea de las cosas que odio. Odio tu correa, tus pantalones “cagaos”, tu mano por debajo de mi camiseta, y los besos en la oreja. Sí, odio que me toquen la oreja, aunque a ti te encanten. Ya ves, no nos parecemos tanto. Y aunque se empeñen en decir que los polos opuestos se atraen, mienten. Sólo hay un polo que se acerca, y sufre el deshielo que producen los recuerdos.