Nos torturamos. Y nunca parece suficiente.
Quizás el dolor es la única manera de saber que aún sigues aquí.
Solo.
Y se nos va la vida. Mientras buscamos a alguien que nos haga sentir menos vacío. O un poco más lleno.
Hablo de eso, de que nadie está en mi cama pasadas las doce.
Y ojalá estuvieses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario