viernes, 4 de noviembre de 2011

Dijiste tener miedo a las alturas, pero no te importó llevarme a las estrellas.

Frío. Hace tanto frío. Lo odio. Bueno, lo odiaba. Lo odiaba hasta que empecé a pensar que tú podrías estar en este sofá abrazándome, que esas manos podrían hacer de manta. Como si fuese lana. Algo tan suave que no cambiaría por nada. Hasta tus besos son calientes. Como cuando te estás helando y te metes en la cama, con cinco mantas y un pijama ridículo que te compró tu madre, que no te pondrías delante de nadie, pero que es como si llevases una sauna.
Odiaba la lluvia. Hasta que un mes de noviembre me diste tal beso, de esos que sientes que te asfixias, pero que no quieres despegar los labios, por miedo a que si lo haces el mundo entero vuelva a aparecer, y ahí estábamos, debajo de la lluvia, apunto de coger un constipado, y no importó en absoluto. Dejé que tus brazos hicieran de alumbre, hasta el punto de empezar a quemarme.
¿Sabes? Eres como un viernes. De esos que esperas con tanta ansia. Así te espero yo, y no un viernes, todos los días. ¿Muchos verdad? No, pocos, poquísimos, todo se hace poco. Hasta un te quiero que te dije  desde la menor distancia posible con mi voz más potente.
Hoy llueve. Y aquí estoy, enfrente de la estufa, con ese pijama tan ridículo. Pero no se porque, sigue haciendo frío, mucho frío. Me faltas. Y eso me agota. Te necesito, siempre. Y siempre es muy poco tiempo.
Da igual, pondré esa canción que sonaba en aquella discoteca cuando me seguiste hasta ese rincón, recuerdo que me sentía de lo más incómoda, pero no quería irme de ahí.
Hoy dedicaré todo mi tiempo a pensar en ti, y como hoy, muchos días.






1 comentario:

  1. Sin palabras me dejas...
    ¡ES GENIAL! Y se queda corto.
    Te sigo, te dejo el mío por si decides echarle un vistazo: http://pensamientosdeics.blogspot.com/

    Besos, nos leemooooooooooos! ;BB

    ResponderEliminar