martes, 1 de noviembre de 2011

En tu espejo un testamento: "No nos queda nada"

Día 22 de Julio de 2011.


Querido diario:
Lo siento, pero hoy no me apetece salir de la cama. Debajo de las sábanas estoy mucho mejor.
Él no está. Se acabó. ¿Sabes? Me he mirado al espejo y tengo los ojos tan hinchados que casi ni me he reconocido. Pero no es solo hoy, he estado así varios días. Tengo los ánimos por los suelos. Le necesito.
Me ha dicho que no me quiere. ¿Como es posible? ¿Acaso no le gustan mis besos? Alomejor ese sábado por la noche, cuando me agarré a su cuello, no debí soltarlo nunca. Tal vez le regalé demasiados te quiero.
Quizás se sentía incómodo cuando aparecía por la puerta de su habitación con el pelo mojado y solo utilizaba mis manos para taparme. 
Habían veintitrés pasos desde el baño hasta su cama. 
"Cariño, estas preciosa." ¿De verdad lo estaba? 
"Te lo prometo, cielo." ¿Cuánto duran tus promesas?
Si, le echo de menos. Tengo esa servilleta guardada, de aquel restaurante donde estuvimos y ví que él escribía algo en el borde. 
"Nunca te dejaré." 
¿Cuando se nos acabó todo eso? 
En fin, son las cuatro de la tarde, voy a dormir.




Día 23 de Julio de 2011.


Querido diario:
Hoy es sábado, ya son las diez de la noche. Llevo mi vestido más ajustado y mis tacones más altos.
El pintalabios rojo metido en el bolso.
Hoy lo veré, pasaré por su lado, le sonreiré, me echaré el pelo hacia atrás y seguiré caminando.
Que le jodan a todo. Hoy me toca desfasar a mi


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